Para todos los
involucrados en el proyecto, "Dallas
Buyers Club" (2013) fue el
viaje de su vida, una película que ha tardado 20 años en llegar a la gran
pantalla y que estuvo a punto de quedarse en un cajón, sino fuera porque el CEO
de Focus Features James Schamus la compró como su última gran apuesta antes de
tener que abandonar el estudio. "Todos tuvimos que remar a contracorriente
con fuertes vientos", asegura el productor Robbie Brenner. Por casualidad,
los retrasos beneficiaron a Matthew McConaughey, que cada vez pesaba menos para
hacer este papel que algunos dicen le puede dar el Oscar de mejor actor este
año.
"Matthew era
como polvora", dice Jennifer Garner. "Su interpretación era aún más
salvaje en el set de rodaje de lo que se ve en pantalla" Garner también
habla de los problemas de financiación. "No había luces, usábamos una sola
cámara y cada escena debíamos rodarla en unos 15 minutos. No había tiempo para
discutir escenas o detalles. Se rodaba y a otra cosa. Yo nunca he rodado tan
rápido una película"
Pero la preproducción
de la película fue muy lenta. "Un amigo me envió un artículo sobre Ron en
1992 y yo pensé que podría ser una gran historia para una película", narra
el escritor Craig Borten. " Llamé a Ron y me dijo: 'Estaré allí mañana'.
Borten tiene más de 20 horas de entrevista grabadas antes de que Ron muriera
con 42 años en septiembre de 1992, siete años después de que los médicos le
pronosticaran que iba a morir en cuestión de semanas. "Yo he escrito diez
guiones diferentes". A mediados de los años 90, Dennis Hopper iba a ser el
encargado de dirigir a Woody Harrelson como Woodroof, pero finalmente el
proyecto nunca vio la luz.
"La película fue
rechazada 87 veces", dice Brenner . Acabó recurriendo a Jean-Marc Vallée, que
se interesó mucho en el proyecto. Pero había un problema: Matthew McConaughey.
"Yo no estaba seguro de que él pudiera hacer el papel protagonista",
admite Vallée. "¿El hombre más guapo del mundo con esos músculos que
tiene?" Entonces me reuní con él y vi que era un chico comprometido y que
quería dar un giro a su carrera".
"Trabajamos en
el guión durante un año, y el verano pasado estábamos listos para rodar",
dice Vallée. "Necesitábamos $ 8 millones para un rodaje de 40 días. Pero
los financieros se asustaron", rememora Brenner: "Finalmente nos
cerraron la puerta". Llamé al agente de McConaughey y me dijo que el actor
había perdido 40 libras de peso. Había que hacer la película ahora o nunca.
Finalmente, consiguieron la ayuda de Cassian Elwes y Nicholas Chartier para
poder llevar a cabo la película. Sin embargo, el rodaje fue rudimentario. Una
escena en un local de striptease se rodó con 150 velas renunciando a bombillas
costosas. Si el director de fotografía quería rodar un ángulo en contrapicado,
debía poner una caja debajo de la cámara.
Se temió por la salud de McConaughey, débil y flaco, pero fue Jared Leto
quien realmente asustaba al equipo de producción. "Prácticamente dejó de
comer", dice Garner. "Se despertaba a medianoche con el corazón
latiéndole muy deprisa. Una loca, loca sensación".
Las primeras semanas
Jean Marc-Vallé decía entre bromas que quería morirse. "Sentía que estaba
haciendo una película estúpida". Fue la entrega de Leto y McConaughey lo
que le calmó y le hizo confiar en el proyecto. Cuando entró en la sala de
montaje, tuvo la revelación. Vio que todo encajaba y que había conseguido
mezclar el drama más duro con la comedia más liviana.
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