Los acontecimientos
más oscuros de nuestra historia siempre han sido un tabú para el mundo del
cine. Un temor arraigado a la propia consciencia del hombre de dejar en el
olvido la vergüenza y el dolor de nuestros propios actos. Ocurrió en su momento
con el holocausto judío, que no llegó a tener un gran referente cinematográfico
hasta que Steven Spielberg dirigió «La lista de Schindler» en 1993 y cuyo
atrevimiento quedó recompensado con siete Oscar. Más difícil, por tanto, ha
sido para el cine americano mirar hacia su propio pasado, hundir el dedo en la
herida todavía sangrante y contar con rigor uno de los capítulos más negros de
la historia de Estados Unidos: la esclavitud.
La segunda guerra
mundial duró cinco años y ahora hay muchas películas sobre el nazismo y sus
consecuencias, mientras que la esclavitud duró 400 y apenas hay veinte. Es hora
de equilibrar esas cifras, aseguraba el director Steve McQueen durante la presentación
de “12 Years a Slave” (2013) allá por el mes de octubre, una cinta basada en la
biografía de un afroamericano libre que fue secuestrado y vendido como esclavo
en el sur. Un dato fehaciente ya que Hollywood siempre se ha encargado de
tratar con ligereza y ambigüedad una situación que, por otro lado, asentó las
bases del incipiente país. Se vio en la consagrada «Lo que el viento se llevó»,
donde los esclavos eran extremadamente felices, integrados en la familia a la
que servían y complacientes con su situación. Una mirada extremadamente
reduccionista y muy alejada de la realidad en uno de los grandes clásicos de la
industria. De forma mucho más liviana se abordó el asunto el año pasado en “Django
Unchained” (2012), en la que Tarantino se servía del drama esclavista para un
nuevo festín de sangre y verismo doloroso.
Han tenido que pasar
muchos años para que sea un director británico, que no americano, el que haya
creado el referente cinematográfico sobre la esclavitud en Hollywood, la
película que permita a la industria entonar el mea culpa y redimirse de un
olvidado dilatado durante décadas.
Y eso pese a que la
tentación de premiar la innovación tecnológica efectiva (y rentable) de “Gravity”
(2013) era muy alta Sin embargo, los académicos han coronado esta noche a «12 años
de esclavitud» como la mejor del año en los Oscar. La cinta, además, también ha
conseguido mejor actriz secundaria y mejor guión adaptado. «Todo el mundo no
merece sólo sobrevivir, sino vivir. Ese es el gran legado que nos ha dejado
Solomon Northup, el protagonista de mi película. Quiero dedicar el filme a la
gente que ha sufrido la esclavitud a lo largo de la historia, pero también a
los 21 millones de personas que la siguen sufriendo», señaló un nervioso Steve
McQueen al recoger su estatuilla de mejor película. Para el británico (que sólo
cuenta con cuatro filmografías en su trayectoria) la violencia, el sexo, la
marginación y la difícil presencia del hombre en el mundo son sus grandes
obsesiones, y en esta cinta todos estos elementos se mezclan para demostrar la
sinrazón del racismo, el dolor físico y, sobre todo, el sufrimiento moral de
los personajes y su impotencia ante la injusticia.El éxito de la película
supuso también el primer Oscar de la carrera de Brad Pitt, productor del
largometraje, quien ya había sido nominado anteriormente en cuatro ocasiones,
tres de ellas como actor (“Twelve Monkeys” (1995), “The Curious Case of
Benjamin Button” (2008) y “Moneyball” (2011) y otra como productor. «Gracias
por este honor increíble, sé que hablo por todos cuando digo que ha sido un
privilegio trabajar por esa historia», declaró Pitt con su estatuilla en la
mano.
La victoria de “12
Years a Slave” (2013) en la gala de los Oscar ya comenzó a forjarse cuando
Lupita Nyong'o vencía en el apartado de secundaria con su primer papel en el cine.
La intérprete de origen keniata, con lágrimas en los ojos, se dirigió
agradecida a sus compañeros de reparto y dedicó el galardón a su familia por la
formación que le habían dado. «Cuando miro a esta estatua dorada me acuerdo de
todos los niños pequeños. No importa de dónde seas, tus sueños son válidos»,
declaró la actriz, que también tuvo palabras para quienes sufrieron la
esclavitud que ella interpreta en la película. «No se me escapa por un momento
que tanta alegría en mi vida es por tanto dolor en la de otros», añadió.
Cuarón
gana director pero se le escapa película
«Gravity dominó en
los apartados técnicos, donde se llevó fotografía, banda sonora, sonido,
montaje de sonido, efectos visuales y montaje. Pese al derroche visual, la
academia de Hollywood se vuelve a mostrar de nuevo reticente a premiar
películas como «Avatar», «Hugo», «Life of Pi» o la propia cinta de Cuarón,
dispuestas a dar un salto adelante en la concepción del próximo cine y su
explotación en la mayor industria del séptimo arte.
McConaughey
derrota a DiCaprio
Segundo
Oscar para Blanchett
Los
académicos se quedan en el pasado
La gala, presentada
por Ellen DeGeneres, estuvo trufada de actuaciones, guiños cómicos y una mirada
al pasado del cine para recordar a los héroes mitológicos que nos ha dejado el
séptimo arte. Precisamente, el dilema de los votante esta noche era ése: mirar
hacia atrás para redimirse del olvido de Hollywood en el capítulo más oscuro de
la historia de Estados Unidos; o hacerlo hacia el futuro para dar apoyo y
finalmente reconocer el progreso de la técnica visual, la nueva apuesta de una
industria que ve en «Gravity» el camino a seguir. Los académicos, en esta
ocasión, han optado por lo primero.
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