Una tremenda historia real le sirve a Bennett Miller para construir en “Foxcatcher” un filme intenso y sólido sobre el deporte y las relaciones humanas, que fue muy bien recibido hoy en Cannes y que cuenta con unas excelentes interpretaciones, especialmente de Steve Carell. Carell está absolutamente irreconocible y totalmente alejado de sus habituales papeles cómicos como el millonario John du Pont, un hombre acomplejado y complejo que decidió volcar toda su escasa pasión en la lucha, en dos hermanos estadounidenses medallistas olímpicos, interpretados por Channing Tatum y Mark Ruffalo.
Una película que “más que contar una historia, observa esa historia”, explicó en rueda de prensa Miller al presentar un trabajo con el que compite por la Palma de Oro de Cannes. Un estilo que ya utilizó en sus dos películas anteriores -”Truman Capote” y “Moneyball”- y con el que quiere buscar lo que hay debajo de la historia, sin tomar una posición moral. No pretende ser una crítica contra el abuso de los poderosos o contra la sociedad actual. “Puede relacionarse con el mundo en el que vivimos”, reconoció Miller, pero no se trata de un filme político, sino de una visión “de microscopio”, que mira hacia el interior de un individuo.
“Hay gente que entiende el universo al mirarlo con un telescopio y otros con un microscopio. Esto es el microscopio”. Y con esa mirada cercana trata de mostrar la vulnerabilidad de los personajes, que no se dan cuenta si quiera de cómo son o de cómo va a acabar su vida. “Quienes somos y quienes creemos que somos y qué hacemos y qué creemos hacer, no es siempre lo mismo”, explicó el realizador, que se mostró impresionado por la historia desde el momento en que se la contaron. “Foxcatcher” cuenta cómo Dupont contrata a Mark, el pequeño de dos hermanos campeones de lucha, para compartir con él el camino a la gloria olímpica.
Pero la obsesión controladora del millonario y su enfermiza visión del mundo que le rodea acabarán con todas esas ilusiones. Una película con fuerza y en la que Miller demuestra su capacidad para realizar retratos certeros de personalidades complejas, ayudado por unos actores que bordan sus personajes, pero a la que al mismo tiempo le falta tensión narrativa.
En el papel de Dupont impresiona un Carell al que apenas se divisa bajo una gran caracterización. “Lo que ha hecho Steve está más allá de lo que podía imaginar”, afirmó Miller, que consideró que el hecho de no tener que estar gastando bromas o poniendo humor en su trabajo fue probablemente un alivio para el actor. Por su parte Carell restó importancia al cambio de registro y consideró que su forma de enfrentarse a un papel no varía si es drama o comedia.
Además destacó que se preparó el personaje a fondo, leyendo todo lo que pudo para hacerse su propia idea de qué tipo de persona era. Al igual que Tatum y Ruffalo, que estuvieron siete meses entrenando para parecer verdaderos deportistas de lucha, además de conociendo a la familia de los hermanos y empapándose de su forma de vida. Tatum pudo pasar tiempo con el verdadero Mark, una experiencia “bastante especial”, aunque luego la presencia del luchador era complicada para el rodaje por lo que dejó de asistir. “Al principio me encantaba que estuviera allí, pero luego estaba aterrado”, reconoció el actor, mientras que Ruffalo consideró que era muy duro para el verdadero Mark porque la película cuenta una época muy difícil de su vida.
La película se rodó en el área de Pittsburg debido a la escasa relación del equipo del filme con la familia Dupont. Pero lograron que una familia con una historia y riqueza similares les cedieran sus terrenos para poder contar con un espacio parecido al que sucedieron los hechos. Unos hechos dramáticos que acabaron con la carrera deportiva de Mark y con la vida de David (Ruffalo) tras una historia que hace plantearse “qué pasa cuando todo está a la venta”, cuando “todo puede tener un precio”. Reflexiones de Ruffalo sobre un filme que en su opinión es “un reflejo de cómo somos y de dónde estamos”.
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