Casi que parecía que
no se decidía a hacer acto de presencia. A modo de última gran bomba (qué
menos) la organización del Festival de Cine de Venecia guardaba recelosa la
carta de Abel Ferrara. Los demás, tanto los afortunados que están aquí como los
desgraciados que nos hemos quedado aquí, aguardábamos el momento entre las
ganas más locas y el miedo más insufrible. Con Ferrara, nunca se sabe. ¿Habrá
convencido su “Pasolini” (2014)?
Luis Martínez, de El
Mundo, ha dicho de ella: Sorprendente. Ferrara, contra todo pronóstico,
abandona la máscara de Ferrara que desde hace décadas arrastra consigo para
ofrecer el más equilibrado y dolido de sus trabajos. Ni rastro de la violencia
convulsa de sus producciones de los 90 ni un simple amago del desaliño formal,
argumental y de ideas de sus películas más recientes. De repente, el director
del Bronx opta por una elegante sencillez para acercarse a "la pasión y la
compasión" (las palabras son suyas) de un hombre, un mito; el mito contemporáneo
que más se parece a una herida.
Manu Yáñez, de
Fotogramas: No estamos ante una película oscura y mortuoria. El film de Ferrara
se resiste a asumir la teoría de que Pasolini presintió su muerte, aunque sí
expresa el abatimiento del personaje ante la ola de crimen y violencia se
estaban apoderando de las calles de Roma a finales de 1975. Aun así, estamos
ante una película llena de luz, ternura y pasión. [...]Una apoteosis de lo
pasoliniano rematada con un epílogo cósmico y poético que ratifica la absoluta
maestría de ‘Pasolini’ de Ferrara.
Joan Sala, de Filmin:
El único homenaje posible del que Pier Paolo Pasolini podría llegar a sentirse
profundamente orgulloso. [...]Partiendo de los principales momentos y retazos
que marcaron sus últimas horas con vida, comprimiéndolos a 85 breves, pero
igualmente intensos minutos de metraje, sin necesidad alguna de caer en el
arcáico y anquilosado biopic al uso, situándose en las antípodas del registro
académico que un artista cuyo insobornable calado transgresor jamás le hubiera
admitido reconocerlo como propio ni suyo. Una elegía cinéfila de esencia
intrínsicamente artística cuyo absoluto rigor surge desde el más evocador amor
por la experimentación, desde la más descarada y estimulante provocación. En la
vital "Pasolini" Ferrara es Pasolini, Pasolini fue Ferrara. Epifanía.
David Rooney, de The
Hollywood Reporter: Willem Dafoe tiene un extraño parecido con Pier Paolo
Pasolini (...) Pero el 'Pasolini' de Abel Ferrara es por otro lado una película
que resulta más interesante en la teoría que en la práctica.
Por supuesto, ha
habido tiempo para más. Para “Burying
the Ex” (2014), del mítico Joe Dante. Respecto a dicho filme, Luis
Martínez, de El Mundo, ha escrito: Para él, el premio a la cinta más divertida
de Venecia hasta hoy. Sea de la serie que sea (A o B). La película es a la vez
homenaje al género del que procede, fantasía cinéfila y, lo más evidente, una
comedia. Y muy brillante. Para aullar de risa.
Manu Yáñez, de
Fotogramas: ‘Burying the Ex’ es un festín de chistes cinéfilos: el protagonista
tiene su casa llena de pósteres italianos de películas de terror –‘Il pozzo e
il pendolo’, ‘Zombi in soffitta’ o ‘L’invenzione di Cloud Surfing’–, mientras
que en los cines de Los Angeles se proyectan programas dobles de películas de
Jacques Tourneur–aunque los protagonistas prefieren destacar al productor Val
Lewton–. En definitiva, estamos ante un gozoso divertimento que no encuentra en
la lánguida e insípida interpretación de Antón Yelchin la electricidad que tan
bien le habría venido.
Por ultimo, 'Red
amnesia', de Wang Xiaoshuai. Luis Martínez, de El Mundo, ha dicho de ella: La
película, que a buen seguro dará la Copa Volpi a su protagonista la veterana
actriz Lu Zhong, quiere ser el retrato puntual de una generación. Aquella que,
tras vivir todas las revoluciones posibles (la comunista y la otra), ha acabado
por no saber quién es. Ni para qué. De paso, el director consigue una acertada
y cruda aproximación a los accidentes de la memoria. La histórica y la otra.
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