No es la primera vez
que pasa. Los gremios han vuelto a dar un giro a la carrera como sucedió con 'Avatar' – 'The Hurt Locker' y 'The Social
Network' – 'The King´s Speech'. Este último precedente traumatizó a todos
lo seguidores de los Oscars, planteando la frustrante constatación de que ante
una carrera dividida, la Academia tendía a optar por la opción más
conservadora. El voto preferencial tuvo consecuencias y efectivamente una
película que levantó pasiones cayó derrotada ante otra que quizá no fascinase a
nadie, pero entretuvo a todo el mundo.
Este año muchos
temíamos que la tragedia se repetiría con 'The Imitation Game'. Una película de
autor como 'Boyhood', única en su especie y que ha calado hondo en el corazón
de los críticos, podía perder ante un biopic tradicional y formulaico. Esas
eran al menos las vibraciones que nos llegaban desde la prensa norteamericana,
que siempre habla como si supiese algo que nosotros no sabemos. Qué equivocados
estaban, y por extensión nosotros también. 'Birdman', esa película que todos
descartamos para el Oscar por ser demasiado mordaz, demasiado corrosiva y, no
nos engañemos, demasiado inteligente, ha trascendido como la película favorita
de los productores, los actores y los directores.
¿Por qué no nos hemos
enterado de nada? ¿Por qué incluso cuando se estrenó 'Birdman' nadie pensó
"esta peli puede triunfar entre la industria"? En mi opinión ha
habido demasiado ruido de fondo: unos luchando por la presencia casi impensable
de 'Whiplash' y 'Foxcatcher', otros viviendo el sueño de ver a Jennifer Aniston
nominada, la mayoría atacando sin piedad y excesivamente a 'The Imitation Game'
para evitar una ganadora cobarde. 'Boyhood' era la gran apuesta indie, y su
impacto emocional se suponía que la colocaba por delante de 'Birdman'. En la
batalla de los premios de la crítica, la película de Iñárritu salió escaldada,
siendo ignorada en su propio terreno porque las asociaciones de críticos
comprendieron que el enemigo era 'The Imitation Game' y su única baza factible
era 'Boyhood'.
En medio de toda esa
confusión nadie supo darse cuenta de que 'Birdman' era un prodigio artístico
que además retorcía otros retratos de Hollywood amables ('The Artist') y
falsamente satíricos ('Argo'). La ausencia de 'Birdman' en dos categorías en
las que brilla tanto como montaje y dirección artística puso la estadística en
su contra: la última película en ganar sin estar nominada a montaje fue 'Gente
corriente', ausencia comprensible por otra parte.
Pero corren tiempos
nuevos y revolucionarios en la Academia, con ganadoras ausentes en Mejor
Director ('Argo') o Fotografía y Banda Sonora ('12 Years a Slave'). Las
estadísticas están para romperse. Obviamente Ben Affleck fue un sexto nominado
y su ausencia fue una casualidad numérica, no un castigo deliberado. 'Titanic'
ganó sin tener el guión nominado, y 'The Silence of the Lmabs' arrasó 13 meses
después de su estreno. Ese tipo de "incoherencias" o casualidades son
las que hacen que sigamos, año tras año, comentando la carrera de premios con
emoción e interés.
Si cada año pasase lo
que ya parece que va a pasar en septiembre, ni nos molestaríamos en analizar la
carrera al Oscar. Y lo que hace de este año un triunfo para la Academia es que
por primera vez nos encontramos ante dos películas aspirantes atípicas,
tremendamente de autor, y sin alternativa cobarde y conservadora. La industria
ha dicho NO a 'The Imitation Game', ha reconocido la extravagante visión de Wes
Anderson y ha reivindicado el cine audaz e reflexivo con 'Foxcatcher' y
'Whiplash', del mismo modo que los Emmy han abrazado de lleno las series de
cable tan solo 15 años después de que la nominación de 'Los Soprano' fuese
considerada un atrevimiento transgresor.
Quedan vestigios de
la vieja Academia, con 'The Imitation Game' y 'The Theory of Everything', pero
pienso que este año será recordado como un enorme punto de inflexión en los
Oscars. Da la impresión de que los votantes están cansados de equivocarse y no
tener la visión suficiente para apostar por el cine rompedor y valiente. Da la
impresión de que la batalla 'Boyhood' – 'Birdman es una gran disculpa por no
haber entendido la excelencia y coraje artísticos de 'Magnolia', 'Requiem for a
Dream', 'Eternal Sunshine of the Spotless Mind' o 'Zodiac'.
Pero por algún
inexplicable motivo, 'Birdman' no llegará a los Oscars como gran favorita.
Sigue siendo demasiado ácida, aunque su socarronería no ha impedido que gane el
PGA (sindicato de productores), que también vota de forma preferencial
(colocando las películas del 1 al 10 y ganando la que guste más por consenso,
no necesariamente la que tenga más números 1). ¿Os imagináis qué estaríamos
diciendo si 'The Imitation Game' hubiese ganado PGA, SAG y DGA? Exacto. La
carrera estaría absolutamente sentenciada. Y no olvidemos el enorme mérito de
las victorias de 'Birdman', que solo era favorita en el SAG (donde podía perder
ante el extenso reparto de 'El gran Hotel Budapest'), imponiéndose a 'The
Imitation Game'/'Boyhood'/'Budapest' (PGA) y a la hazaña temporal de Richard
Linklater (DGA).
Si 'Birdman' acaba
ganando todos pensaremos "obviamente, ganó en los tres gremios". Si
pierde, diremos "obviamente, es demasiado radical". Vivimos una
incertidumbre que convierte esta carrera en la más estimulante de los últimos
años. Quiero recordar que las votaciones comenzaron esta semana, y ya sabemos
que muchos académicos votan a la película que creen que va a ganar para estar
en el bando triunfador. Y ahora mismo todos piensan que 'Birdman' es la
favorita.
'Apolo 13' perdió
tras ganar los tres gremios, pero insisto en que no me interesa apoyarme en
precedentes de hace 20 años. Estamos ante una Academia nueva, inquieta y sin
miedo en la que cualquier cosa puede pasar. En esta web hemos subrayado varias
veces que este año solo tres títulos tienen críticas de ganadora: 'Boyhood',
'Birdman' y 'Selma'. Pase lo que pase, no creo que este año los aficionados se
ultrajen por la ganadora. Tanto el teamBoyhood como el teamBirdman saludará y
apreciará la victoria de su contrincante.
Sea cual sea el
resultado, todos ganamos. Gane 'Birdman' o gane 'Boyhood', ganará el cine
intrépido sin miedo a arriesgar. Ganará una Academia capaz de apreciar una
película con carácter para la posteridad. Ganará el público, que hará suya esa
película victoriosa que no le ha tratado como si fuera idiota.
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