Después de Oslo, 31 de
agosto (2011), la audiencia esperaba con ansías el debut del danés Joachim
Trier en la Selección Oficial del Festival de Cannes. “Louder than Bombs” (2015), su nuevo trabajo, es un drama sobre una
familia disfuncional y las consecuencias de la muerte de uno de sus miembros.
La crítica apunta a una cinta ambiciosa, aunque con un par de fallas por lo
mismo. A continuación les dejamos algunos de los comentarios que suscitó:
Luis
Martínez, El Mundo: “El problema es que el propio planteamiento,
tanto argumental como formal, corre en paralelo al asunto tratado: nada tiene
sentido. La ambición acaba por convertir la película en una pretendida
reflexión existencial tan abigarrada visualmente como finalmente desenfocada.
Pomposa, sería la única calificación posible.”
Ángel
Quintana, Caimán: Cuadernos de cine: “Podría haber sido la típica
y enésima película en la que, tras la muerte inesperada de un personaje (la
madre, en este caso), el resto de la familia se reúne y se prepara para vivir
el duelo a la vez que empiezan a emerger secretos nunca antes conocidos. Por
fortuna, el cineasta noruego de origen danés Joachim Trier (Oslo, 31 de agosto)
consigue conducir su muy elaborada construcción narrativa (que por momentos
recuerda a algo de los primeros filmes de Atom Egoyan) por otros territorios
mucho más sugerentes y personales. El relato se articula a varias voces y abre
la puerta a las perspectivas del marido y de los dos hijos, pero no solo para
que todos ellos ajusten cuentas con los respectivos recuerdos que atesoran de
la desaparecida, sino también para encarrilar sus propias vidas y reconocerse a
sí mismos.”
Fabien
Lemercier, Cineuropa: “Joachim Trier desata el gran poder de las
fotografías de la madre de mundos devastados y personas en este retrato
familiar, que flota en un desierto de verdaderos sentimientos bajo la tensión
de la pérdida y el rol que la incertidumbre juega. También le da rienda suelta
al poder de una narrativa que explota con miles de elementos arremolinados,
sumiendo a la audiencia en los vórtices de la imaginación y la memoria. Esta
significativa deconstrucción formal que incomodará a algunos a lo largo del año
y ciertamente enojará a otros, tiene un efecto ligeramente perjudicial en la
simpatía que sentimos por los protagonistas, que de ninguna manera convierten a
Louder than Bombs en una película que deba verse dos veces.”
Dan
Fainaru, Screen Daily: “Para examinar las relaciones en una
familia disfuncional, el guión se mueve constantemente en el tiempo e incluye
una o dos breves secuencias de sueño. Los puntos de vista son frecuentemente
cambiados, los voiceovers algunas veces complementarios y generan contrapuntos
con la imagen. Hay tanta efervescencia bajo la superficie que es fácil
distraerse por la riqueza del lenguaje cinematográfico y olvidar de qué es de
lo que trata la película. Escribiendo con Eskil Vogt, tal como hizo en sus dos
primeros filmes, el éxito del engañosamente complejo guión se apoya en gran
medida sobre trabajar con el mismo equipo técnico que han estado con Trier
desde el inicio.”
David
Rooney, The Hollywood Reporter: “Los temas de duelo,
arrepentimiento y vidas dañadas en los que Trier y su co-guionista habitual
Eskil Vorgt son manejados con su usual inteligencia. Pero la observación de
personaje es tanto menos original como menos consistente de lo usual, y aunque
este es un drama contemporáneo, se siente como una incómoda pieza de época, por
momentos evocando la superior Ice Storm de Ang Lee. Trier tiene cosas
significativas que decir sobre la manera en la que una pérdida trágica e
incomprensible puede volvernos híper protectivos, celosos e incluso
deshonestos con nuestras memorias
privadas y con la imagen que presentamos de un ser amado que se ha ido.”
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