CANNES: Nanni Moretti hace llorar a la Croisette



Lágrimas, risas y fina ironía como sólo el gran cine italiano sabe dosificarlas: Nanni Moretti volvió a conmover a Cannes, esta vez con un filme que reflexiona sobre el final de la vida a través de la muerte de la madre.


El italiano es uno de los cineastas predilectos de Cannes, donde fue presidente del jurado en 2012 y cuyo filme "La habitación del hijo" ganó en 2001 la Palma de oro tras inundar de lágrimas a la Croisette.

 Tal vez por esa razón el realizador obtuvo este año el raro privilegio de poder competir con una película que ya se había estrenado hace un mes en Italia.

 En "Mía Madre" (2015), el director de 61 años hace una introspección con sabor a balance de vida a través de un personaje femenino que es cineasta como él, interpretada por Margherita Buy.

 Una actuación elogiada en Cannes en un filme que algunos ya imaginan en algún lugar del palmarés el 24 de mayo.

 La película fue bien recibida tras el primer pase a la prensa este sábado, ante una sala que rió, lloró y aplaudió con ganas al final.

 En la trama de la película, la cineasta Margherita debe convivir en su set de filmación con el ego desmesurado de un actor norteamericano estrella, interpretado por John Tuturro --actor fetiche de los hermanos Coen, presidentes del jurado este año--, mientras en el plano personal afronta la enfermedad grave de su madre hospitalizada.

 Margherita acaba de dejar a su amante y vive con su hija adolescente, también en crisis y con dificultades para concentrarse a la hora de estudiar latín, la lengua a la que su abuela enferma dedicó toda su vida como docente.

 Presente como siempre en su propio reparto, Moretti hace el papel de Giovanni, el hermano de la realizadora que contrariamente a ella parece afrontar mejor la situación.
 "Giovanni es la persona que me gustaría ser", admitió Moretti. "Y a Margherita también le gustaría ser Giovanni".

 - El otro yo de Moretti -

 El  cineasta y alter-ego de Moretti afronta de manera a veces caótica esa experiencia humana universal que constituye la desaparición de la madre.

 Según el realizador, "el tiempo del filme es el tiempo del estado emotivo de Margherita, un estado en el que todo sucede al mismo tiempo".

 Nanni Moretti perdió a su madre durante la fase de montaje de su filme anterior, "Habemus papam" (2011), y que también era profesora de letras clásicas.

 Más allá de los paralelismos apenas disimulados entre la vida del autor y la de sus personajes, el filme tiende un espejo cruel a su narcisista generación del "baby boom" a veces más preocupada de sí misma que de los demás, actitud que suele pasar factura a la hora del balance.

 Superada por la situación, Margherita parece atrapada entre la figura de una madre (Giulia Lazzarini), en cuya vida cada cosa parece estar tan en su sitio como en una frase latina y una hija adolescente con referentes ausentes.

 Esa mirada al espejo llega para Margherita de la mano de uno de sus actores, con el que se adivina tuvo alguna historia en el pasado, y que le canta las cuarenta. "Siempre viviste así", le dice, "y le impusiste esa forma de vivir a los demás".

 - Buena acogida en Italia -

 A pesar de abordar un tema fácilmente conmovedor, el filme evita la sensiblería y dosifica los grandes sentimientos con la habilidad que todos esperan del cine italiano. "No hay argumentos privilegiados, de serie A o de serie B, cualquier tema puede conducir a un filme feo o bello", dijo Moretti.

 "En mis filmes --explicó-- hay momentos dolorosos y otros divertidos, no es una estrategia planificada de antemano, es mi forma de contar la vida".

 Considerada por algunos críticos como la obra más intimista de Moretti, la película fue bien recibida en Italia, donde se lo considera como el pintor "más auténtico e irónico de su generación", según escribió La Repubblica.

 Lo cierto es que el realizador italiano generó a lo largo de los años una multitud de admiradores, que adoran ver sus experiencias de vida sublimadas por Moretti en la pantalla grande.

 Según admitió Moretti, la presentación en Cannes le permite liberarse de muchas mochilas que pesan sobre sus espaldas en Italia. "Aquí ven mi filme y basta, sin interferencias de mi personaje público, mis posiciones políticas o mis entrevistas".

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