El italiano Matteo Garrone
llegó al Festival de Cannes con la intención de llevarse la Palma de Oro con “Tale of Tales” (2015), desde los
adelantos su cinta lucía como un acontecimiento, grandilocuencia en la
producción, ambición en el guión y actuaciones intensas. Aquí las primeras
reacciones:
Diego
Battle, Otros Cines: “No puede decirse que a Garrone (Gomorra,
Reality) la hayan faltado ideas, ínfulas y recursos, pero luego de ver los 125
minutos de esta película inspirada en los cuentos clásicos del siglo XVII
escritos por Giambattista Basile (Pentamerone) el resultado se parece demasiado
a un capricho de niño rico, a una sumatoria de arbitrariedades y excesos. Es
verdad que en el marco de las tres grandes historias que surcan el film hay
algunos momentos de humor negro y explosiones gore inspirados, pero por cada
pasaje gracioso o creativo hay demasiadas escenas intrascendentes. La cosa
arranca en la línea del Pier Paolo Pasolini de El Decamerón y termina más cerca
del Guillermo Del Toro de El laberinto del fauno, con situaciones que remiten a
La Bella y la Bestia, Rapunzel, La Cenicienta o El príncipe y el mendigo.”
Peter
Bradshaw, The Guardian: “Gloriosamente descabellada, imaginada
con rigor, visualmente maravillosa: erótica, hilarante y consistente. Este tipo
de filme, de hecho, es a lo que Cannes se aboca. Te sumerge en un mundo
completamente creado. Ovidio se mezcla con Hansel y Gretel, La Bella y la
Bestia, El príncipe y el mendigo sin ningún orden en particular. Por momentos, Garrone
parece haber tomado inspiración de la fábula El misterio de Oberwald de
Michelangelo Antonioni – mientras que en otros, se siente como si hubiera
inhalado el extraño e insalubre olor que aun emana de los filmes de Los cuentos
inmorales de Walerian Borowczyk. Pero también hay un poco del Excalibur de
Boorman, Monthy Python y el Cáliz Sagrado, En compañía de los lobos, las
ilustraciones de Tenniel para Alicia en el país de las maravillas… y Shrek.”
Carlos
F. Heredero, Caimán: Cuadernos
de cine: “La apuesta hubiera podido ser fascinante si ese despliegue de lo
maravilloso lograra alcanzar en las imágenes algo de misterio, barroco o
bizarro, pero no sucede ni una cosa ni la otra. La material obviedad de toda la
representación acaba por cerrar toda grieta posible, la riqueza de la lengua
napolitana original (todo un acerbo de la cultura italiana, para la que los
cuentos de Basile son una fuente importante) queda sepultada por un inglés
aséptico, las diferentes historias se trenzan con dificultad y a trompicones,
lo deforme y lo grotesco (dos aspectos ensalzados por Italo Calvino en los
cuentos de Basile) deviene caricatura simplista y todo adquiere, casi desde las
primeras secuencias, el molesto aire de un mecano mal articulado, sin magia,
sin fuelle, sin personalidad, sin nada realmente ‘maravilloso’. Un fracaso
notorio.”
Mónica
Delgado, Desistfilm.com: “En este Tale of Tales permanece todo
aquello que compone el relato fantástico como si fuera una versión de Rapunzel,
sin más riesgos que unas reinas celosas o un rey carnal, con sus seres de
oposición por antonomasia: bellas versus feas, de frágiles versus ogros, de luz
frente a la oscuridad. Sin embargo a Garrone le interesa difuminar la frontera
de los fantástico desde lo enfático o espectacular, puesto que su narración
está casi librada de efectismos, es decir, lo que se ve pareciera estar inmerso
en una realidad de lo “grotesco” pero de modo refinado, como la textura de la
piel de la pulga, la tosquedad del ogro o la llegada de la bruja lactante. Y
por ello, quizás, se trate al final de cuentas de una determinada preservación
de una asepsia narrativa, caminando en lo seguro, dentro de las polaridades o situaciones
riesgosas de los personajes.”
Gaël
Golhen, Premiere Francia: “Se perciben claramente los ecos
contemporáneos del filme, la potencial crítica social que contienen ciertos
segmentos (la cirugía estética, el empoderamiento femenino, el carácter esencialmente
tiránico del poder), pero no es suficiente para darle claridad al filme,
desprovisto de una conclusión o una moraleja como en los cuentos originales.
Mas bien, este filme parece fusionar más el universo de Garrone en estos
cuentos medievales –hay elementos de Gomorra (la corrupción), de Realidad (el
milagro, la bufonería) e incluso de El extraño señor Peppino (la idea del
cuerpo y sus transformaciones) pero nos hace falta una clave. El sentido es
hurtado… se tiene la impresión de que hace falta algo, como si nuestra atención
estuviera en otro lado dentro de la proyección, como si hubiera sido absorta
por otra cosa.”
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