"Toni Erdmann" (2016), una
emotiva tragicomedia sobre un padre que intenta acercarse a su hija a través
del humor, conmovió este sábado a Cannes, desatando carcajadas y una salva de
aplausos en su estreno.
La película, tercer
largometraje de Maren Ade, miembro de la nueva generación de cineastas
berlineses, cuenta la historia de Inés, una mujer de unos treinta años,
ejecutiva en una importante firma alemana en Rumania, tan absorbida por su
trabajo que ha perdido la capacidad de disfrutar de la vida y olvidado cómo ser
feliz.
Pero su perfecta rutina,
controlada hasta en sus más mínimos detalles, se verá trastornada con la visita
sorpresa de Winfried, su padre, magníficamente interpretado por el actor
austríaco Peter Simonischek.
Ante las dificultades que
tiene para comunicarse con su hija, Winfried se creará un alter ego, Toni
Erdmann, un hombre totalmente irreverente que con un particular sentido del
humor intentará despertarla de su letargo y recuperar la relación que alguna
vez tuvo con ella.
"Desde hace mucho tiempo
quería hacer una película sobre la familia y las rupturas, que son inherentes a
toda relación padre e hija. En algún momento todos tenemos el deseo secreto de
alejarnos de nuestra familia, de escapar y comenzar de cero", comentó la
directora.
Maren Ade se inspiró de su
propio padre para dar vida al personaje de Toni Erdmaan. "Mi padre es un
hombre a quien le encanta hacer bromas, su humor me acompañó durante toda mi
juventud y lo reflejé en mi película".
El filme, de casi tres horas,
es también un retrato hiperrealista de un mundo globalizado, dominado por una
economía basada en un capitalismo feroz, donde Inés debe luchar para hacerse un
lugar entre los hombres. Ejecutiva implacable, de su padre no solo la separa la
distancia, sino además las convicciones.
Carcajadas
y ovación
Maren Ade pisó fuerte en su
primera competición oficial en Cannes, dejando rendidos a sus pies a los
espectadores, que en dos ocasiones estallaron en aplausos, entre carcajadas, en
las escenas más fuertes y conmovedoras de la película.
También se llevó los elogios
de la prensa especializada. "La película de Maren Ade es un triunfo, una
comedia humana graciosísima", estimó Variety, mientras que el rotativo Le
Monde escribió, sin reservas, que la película de Ade es "un cohete (...)
que alcanza las estrellas".
Su nominación en el certamen,
al que Alemania regresa tras ocho largos años de ausencia, corona a la llamada
"Berliner Schule" o "Escuela de Berlín", el joven cine
alemán del siglo XXI que toma el relevo de manos de ilustres predecesores como
Wim Wenders, Werner Herzog y Rainer Werner Fassbinder.
Con apenas 39 años, la
directora compite frente a veteranos de la industria del cine, como Pedro
Almódovar, Jim Jarmusch y Ken Loach, en un certamen en el que participan sólo
tres mujeres entre 21 cineastas.
Desde el nacimiento del
Festival de Cannes en 1939, una sola mujer se ha llevado la Palma de Oro, la
neozelandesa Jane Campion, por "El piano" en 1993.
Maren Ade, que estima que no
hay suficientes mujeres cineastas, defiende la creación de un sistema de cuotas
y una mejor distribución de las subvenciones. "Deberíamos intentarlo y ver
luego si funciona o no", dijo en entrevista con la AFP.
"Si alguien me hubiera
dicho un día, cuando estaba en la escuela de cine, que íbamos a necesitar un
sistema de cuotas para que las mujeres pueden realizar películas, lo habría
tachado de loco, ya que en las clases de producción y dirección eramos mitad
mujeres, mitad hombres".
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