“LA
LA LAND” (2016) no decepciona. La esperadísima nueva película
de Damien Chazelle ('Whiplash'), que será la encargada de inaugurar la 73ª
edición del Festival de Venecia, se ha proyectado esta mañana para la prensa
cosechando opiniones muy positivas.
La crítica ha destacado por
encima de todo el trabajo de Chazelle tras las cámaras y la química entre sus
dos protagonistas: Ryan Gosling y Emma Stone (los dos podrían lograr su segunda
nominación al Oscar).
La película brilla en el
apartado técnico pero no tanto en el narrativo. Los comentarios más negativos
se centran en la sencillez de su guion y en la excesiva duración de la
película.
Owen
Gleiberman, Variety
'La La Land' es el musical cinematográfico más
audaz en mucho tiempo y eso es, irónicamente, porque es el más tradicional. En
su ostentosa y apasionada tercera película, Damien Chazelle rinde un meticuloso
homenaje al aspecto, el tono y los elementos estilizados de los ardientes
musicales de Hollywood de los 40, y especialmente, de los 50. (...) La música
de la película es un logro tan melodioso que por momentos evoca la
majestuosidad de George Gershwin. La película abre con una de las secuencias
más extraordinarias en años: un número musical situado en mitad de un atasco de
tráfico en la autopista de Los Ángeles, que está hecha en un solo plano en la
tradición "mira mamá, sin manos" de otras famosas escenas de apertura
como las de ' Touch of Evil ' o 'The Player'. (...) Chazelle quiere hacer
un musical que celebre la visión del amor del Hollywood clásico. Pero también
quiere hacer una historia de amor en la era de la alienación que reduzca las
viejas simplicidades. Tiene el derecho para hacer las dos cosas, pero la forma
que ha escogido para hacerlo puede que no sea favorable para la complejidad
emocional que persigue. (...) 'La La Land' no es una obra maestra (y a algún
nivel quiere serlo). Aun así, es una excitante película, ardiente y llena de
sentimiento y pasión pero también exquisitamente (a veces demasiado)
controlada."
Todd
McCarthy, The Hollywood Reporter
"Si te vas a enamorar de la encantadora y
bella 'La La Land', será probablemente a primera vista. Nunca ha habido algo
parecido a la escena de apertura. (...)
Sólo los espectadores de cierta edad que conozcan cine extranjero se
darán cuenta de que la verdadera inspiración del cineasta no son los musicales
de Hollywood sino los dos musicales dirigidos por el francés Jacques Demy en
los años 60: 'Los paraguas de Cherburgo' y 'Las señoritas de Rochefort'
(especialmente, esta última). (...) Para que todo funcione, necesitas una
pareja de protagonistas atractivos y simpáticos, y una vez que ves a Ryan
Gosling y Emma Stone moverse en pantalla, aceptarlos en estos roles es tan
placentero como podría haber sido aceptar a, por ejemplo, Gene Kelly y Shirley
MacLaine. (...) En sólo una de las incontables decisiones estéticas dentro de
la sofisticada confección del film, varios de los números musicales han sido
rodados durante la hora mágica, lo que tanto suaviza como intensifica los
colores y también la belleza y el romanticismo de los escenarios reales (en su
mayoría) de Los Ángeles. (...) La película pierde algo de fuerza en el tramo
final y podría decirse que se alarga en diez minutos. Dejar la película en
menos de 2 horas habría sido lo aconsejable."
Alonso
Duralde, The Wrap
"Los fans del cine de
clásico se quedarán con la boca abierta ante el número de apertura o la escena
de baile que deliciosamente desafía la gravedad. Los duetos musicales entre
Stone y Gosling son encantadores aunque sus voces podrían ser diplomáticamente
denominadas como "naturalistas". De una manera similar, las canciones
compuestas por Justin Hurwitz y los letristas de Broadway Pasek y Paul no son
"show-stoppers" tradicionales pero se enganchan a ti en la segunda
escucha (...) Incluso cuando la orquesta no está tocando, hay mucho que
disfrutar aquí. La poderosa química de Gosling y Stone es tan palpable como lo
era en 'Crazy, Stupid, Love' (...) El director de fotografía Linus Sandgren
tiene un don para que hacer que lo real y lo artificial parezcan
intercambiables, de un modo que resulta familiar y reconocible para cualquiera que
haya pasado tiempo en Los Ángeles. (...) Los fans del musical adorarán esta
chispeante carta de amor al cine, y si a otros les cuesta abrazarla, el guion
de Chazelle ya los ha visto venir: "¿No crees que es demasiado
nostálgico?", pregunta Mia (Stone) sobre la obra que ha escrito. "Esa
es la idea", responde Sebastian (Gosling). Mia: "¿Y si a la gente no
le gusta?". Sebastian: "Que les jodan"."
Fionnuala
Halligan, Screen Daily
"Soñadora y saturada con romance en su
vertiente más pura, 'La La Land' revisita muchos de los temas del debut de
Damien Chazelle, 'Guy and Madeline On A Park Bench', en su colorido musical
infundido en jazz compuesto por Justin Hurwitz. (...) La energética ambición de
la película no puede empapelar enteramente la debilidad narrativa que hay en el
fondo de la película, aunque los movimientos de cámara de Linus Sandren luchan
duramente por distraer al espectador. (...)
Como drama, es menos nutritivo que los objetos a los que rinde tributo.
Pero, para Chazelle, la historia es sólo un esqueleto sobre el que construye
una rapsodia moderna. Con su amor por Los Ángeles, las películas, los actores,
la música, y París, la película parece un gigante que siente un amor infantil
por todo desde 'Los paraguas de Cherburgo' hasta 'Alrededor de la medianoche',
pasando por 'Un americano en París', 'Cantando bajo la lluvia' o incluso
'Cotton Club' o, tal vez, 'El trompetista'. 'Moulin Rouge' también está aquí,
todo brillante y azul. (...) 'La La Land' se preocupa más por las referencias
cinematográficas "guiño-guiño" que por, por ejemplo, pasar más tiempo
con un reparto de secundarios que apenas deja marca. Emma Stone y Ryan Gosling
están perfectamente escogidos y comprometidos"
Manu
Yañez, Fotogramas
"Damien Chazelle deja a
una lado los efectismos de montaje de 'Whiplash' y abraza la ley del plano
secuencia: aquella que exige el máximo de unos actores que no tienen más que su
sentido del ritmo para brillar en la pantalla. Solos ante el peligro, guiados
por el virtuosismo escénico de su director, Emma Stone y Ryan Gosling dan lo
mejor de sí mismos. Stone ha afinado y sofisticado su encanto natural hasta
límites insospechados (...) Por su parte, Gosling explota con estilo y sentido
del timing su aura de galán del Hollywood clásico, con un punto cómico y un
halo melancólico, capaz de evocar el magnetismo de Brando y Dean, para luego
romper la baraja con un gag a la medida de Cary Grant (...) En su abordaje
caleidoscópico a los sueños –cómo hallarlos, perseguirlos, renunciar a ellos,
vivirlos–, 'La La Land' transita desde el musical más explosivo hasta las
mansas aguas del drama sentimental. Un viaje de lo rítmico a lo melódico en el
que la película va perdiendo algo de su punch inicial. Un tránsito del vitalismo
a la melancolía que resulta algo predecible y en el que el ímpetu escénico de
Chazelle, con sus malabarismos con steadycam, se va domesticando en
plano-contraplano (...) En el caso de 'La La Land', pese a todo el brillo
formal y el homenaje al jazz, este crítico tuvo la sensación de estar viendo la
película "para ellos", para la industria, de Chazelle."
*PremiosOscar.Net
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