¡Se acabó!
Se ha acabado una Temporada de
Premios más, pero no cualquiera, lo que parecía ser una sesión por demás
complaciente y predecible le llegaría el momento de darnos a conocer cuál sería
el film elegido por los Académicos como la Mejor Película del año; nada me da
más gusto que su elección haya sido la más sensata de todas; “Moonlight” (2016) pero ¿A qué Costo?
Y con sensatez me refiero al
hecho de que, para quien esto escribe, no había mejor elección a premiar que
esta, aunque solo se tratase de unos cuantos premios; y tampoco quiero
demeritar a las demás competidoras (con todo y mi devoción y entrega a “LA LA LAND” 2016), todas y cada una
entregaron los elementos cinematográficos suficientes para alzarse con la
nominación, estar ahí ya era el mayor premio y ahora tras conocer a los
vencedores no queda otra que congraciarse con los compañeros nominados.
El mundo colapso en el momento
más esperado de la noche, la categoría de Mejor Película; al fin los fanáticos de
la cinta filmada por Damien Chazelle quien minutos antes ganaría por Mejor
Director verían coronada con el Oscar principal, pero los Ganadores De la
Estatuilla Faye Dunaway y Warren Beatty serían “Víctimas” al igual que los
productores de “LA LA LAND” y “Moonlight” de un momento humillante, bochornoso
que empañó un momento de albricias y/o regocijo.
También a los académicos les
gustan las estadísticas y por ello premiaron a algunos filmes en solo una categoría
o dos sin tomar en cuenta mucho las elecciones previas de sus respectivos Sindicatos.
En Fin ¿Qué nos deja realmente
esta edición de la Temporada de Premios?
La posibilidad de encontrar un
abanico de criterios de elección en cada gremio o asociación que se encarga de
reconocer lo mejor de cada año. Esto, aunado a la gran calidad y oferta fílmica
que sea la justa para ser premiable enriquece aún más al espectador promedio y
de los cinéfilos más exigentes quienes buscan una verdadera experiencia
cinematográfica al apagarse las luces de la sala y el cácaro encienda el
proyector.
Y esta misma diversidad de
opciones hace que una temporada de premios se convierta realmente en una
competencia cardiaca. Lo acabamos de ver, los Académicos no quisieron caer
rendidos ante el musical de Chazelle ni mucho menos ser tan condescendientes.,
y no fue hasta hace apenas unas horas donde de manera sorpresiva vemos como por
primera vez un film protagonizado por un personaje Homosexual y que a inicios
de año comenzó a ver desplomar sus opciones de triunfo (al No ganar SAG, PGA Y
DGA) terminaría con la victoria en manos; dejemos de lado la polémica de lo
ocurrido en el escenario; la academia aun da señales de vida y bríos de cambio;
¿O estamos ante la respuesta de la Industria ante el inicio de una era de muchos
conflictos con Donald Trump uy su ya evidente racismo?
La Línea de premiar películas
trasgresoras que inicio nuevamente en la academia tras “Birdman or (“The
Unexpected Virtue of Ignorance”) (2014) se mantiene, lo cual le da puntos a
favor a una institución que ha enfrentado (y seguirá) críticas por sus
procedimientos por siempre, pero que cada año logra inherentemente, hasta al
cinéfilo más incrédulo, al cinéfilo más difícil de roer, aquel al que se le
hace fácil vacilar crearse un nivel de expectativa, curiosidad de saber si
dentro de la selección de contendientes y más aún para el triunfo se encuentran
aquellas películas de las cuales disfrutó en el transcurso del año. ¡Quién diga
que no ve la Ceremonia del Oscar por lo menos una hora o solo para saber quién
ganará Mejor Película y se considere cinéfilo, miente! ¿A quién no le gusta ser
reconocido ya sea en su trabajo, escuela, etc.?
Termina una Temporada de
Premios y ya están sonando los nombres para la Siguiente. ¡Que Comiencen las
apuestas y que en 2017 tengamos una competencia (pero no solo hasta el final) tan abierta e
impredecible como la que acabamos de vivir!
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