Metro Goldwyn Mayer
Actores: Skyler Gisondo, Cooper
Hoffman, Mary Elizabeth Ellis, Bradley Cooper, Ryan Heffington, Nate Mann, John
Michael Higgins, Alan Haim, Harriet Sansom Harris Musicalización: Jonny Greenwood Fotografía: Paul Thomas Anderson, Michael Bauman Productores: Paul Thomas Anderson, Sara
Murphy, Adam Somner Duración: 133
Minutos Guion: Paul Thomas Anderson Dirección: Paul Thomas Anderson
Gary Valentine (Cooper Hoffman)
otrora estrella infantil vive del dinero que ha ganado explotando su ´vena artística´,
sus éxitos del pasado, pero aun estudia y tiene una oficina de Relaciones
Publicas junto a su mamá. Alana (Alana Haim) es un espíritu libre, franca y
directa en sus comentarios y respuestas; obvio su edad se lo permite. Ambos se
encuentran en la escuela justo para las fotos del anuario y a partir de ahí
Gary decreta que ella será la mujer con la que se case.
¡Nueva Película de Paul Thomas
Anderson!, repito, ¡NUEVA PELÍCULA DE PAUL THOMAS ANDERSON! Y los Cinéfilos no
encontraremos mejor regocijo.
El maestro regresa con la más
amable y cálida película de su currículo. Ahora, para nada es una típica
historia romántica con los 80, 000 clichés; para nada, el camino que les traza
el director a su protagonistas se siente tan real, humano y alejado de
cualquier artificio que la palabra
convencional no tiene cabida alguna aquí.
Y para ello se vale del uso de
travellings, primeros planos, planos medios en los que Gary y Alana tratan de
estar juntos y a la vez no pueden. Al Inicio, P. T. A. muestra a los chicos en
dos aspectos opuestos, hombres en el baño gastándose bromas pero al llegar al
pasillo y aparecer Alana, Copper se emociona (atención con lo que sucede en el
plano cuando ella camina con el espejo en la mano). Se prende de ella y no la
suelta. La Cámara a espaldas de ella en la primera ocasión y en el reencuentro.
Incertidumbre y una tonalidad oscura se cierne en la primera cita, Gary feliz
pero Alana no, es menor que ella, no sabe cómo actuar. Pronto, ella fungirá
como una figura (simbólica) paterna y vendrá el primer golpe emocional (de 4)
para el adolescente. La Suerte cae de lado de Gary nuevamente y ahora junto a
Alana crean una empresa de ventas de camas de agua. El director usa la
referencia a portones/portales por los que ambos atraviesan para poder estar
juntos, llamese el que atraviesan al llegar al auditorio escolar, la salida de
la oficina del concejal, la entrada al negocio de las camas, etc. Sus
Respectivos hermanos figuran como lazos de unión. Durante el metraje aparecen
figuras destinadas a quebrar el corazón de Gary alejándolo de Alana pero nunca
la abandona y les hace frente a su manera, como una llamada silenciosa, una
mala grabación, correr desesperado tras una torpeza y no completar bien el
trabajo ´liquido´.
Pareciera pues que el destino los
une y a la vez no, Alana responde lo mismo cuando le preguntan si tiene novio y
ella dice que no y sí; probablemente porque no se da cuenta que está viviendo
la vida a la par de Gary, le ayuda a él a dejar atrás la niñez y el a ella a
tratar de ser más madura (la lectura del periódico por ejemplo) Conforme el
negocio crece así también la tensión entre ambos, hay intención de sexo, pero
la timidez se impone. Los personajes viven en paralelo, sus acciones decretan
intenciones y emociones.
La Puesta en escena en apariencia
sencilla esta rica en simbolismos, repito, nada de convencionalismos aquí, el
director hace de esta relación un cumulo de sorpresas llenas de verdad, encanto
y mucho corazón. Se asoma la “Once Upon
a Time in Hollywood” (2019) por aquello de la añoranza a una época y tiempo
perdidos y también “As Good as it Gets”
(1997) como la pareja protagónica en constante conflicto, en ires y
venires.
Revelaciones actorales de Alana
Haim, su personaje es complejo en lo emocional, directo en lo sentimental.
Cooper Hoffman se inicia en la actuación y con un protagónico en constante
evolución. Es imposible no quedar prendado de ambos y por supuesto pensar en el
brillante futuro que les espera. Cooper, caray; preserva el legado de quien
fuese y seguirá siendo un TITÁN DE LA ESCENA, EL GRAN PHILIP SEYMOUR HOFFMAN y
quien mejor que P. T. A. lo dirija así como lo hizo varias veces con su padre;
como olvidar ese duelo de titanes, dos toros escénicos en “The Master” (2012) con Phillip y Phoenix.
“Licorice Pizza” (2021) es otro tesoro fílmico del Maestro P. T.
A., un homenaje (si se quiere) al cine de los setentas, un cine preocupado por
sus propios personajes que por ser complaciente. Y es ahí lo importante de
saber jugar bien con las sutilezas y no solo echar mano de ellas sin una base
sólida argumental (¿Verdad Jane Campion?). El amor por Robert Altman sigue
presente. Una Nueva Obra Maestra y la mejor dirección (aún me falta por ver a Spielberg
y a Hamaguchi) del año.
CALIFICACIÓN PARA “LICORICE PIZZA” (2021): MAJESTUOSA
Twitter: @licoricepizza
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