Este fin de semana se ha podido ver en el festival de Venecia la esperada "The Wind Rises", la que se podría convertir (si las informaciones aportadas por el productor del film son ciertas) en el último trabajo del genial cineasta japonés Hayao Miyazaki. La película cuenta la vida de Jiro Horikoshi, el hombre que diseñó el avión de combate que fue usado en el ataque a Pearl Harbor durante la Segunda Guerra Mundial.
Doce años desués de ganar el Oscar con "El Viaje de Chihiro", el director de títulos como "La Princesa Mononoke" o "El Castillo Ambulante" podría disfrutar de un dulce final a su espectacular trayectoria con una segunda estatuilla dorada. A continuación un resumen de las críticas que ha recibido el film a su paso por el certamen italiano:
En su crónica para el diario El Mundo, Luis Martínez ha recordado como "La película, de hecho, levantó su debida polvareda en Japón que, como tantos otros países (y no miramos a nadie), aún se debate entre la necesidad del recuerdo, la tentación del olvido y la simple vergüenza. Sin poseer la lírica desatada y cautiva de sus mejores trabajos, la película se ofrece sin embargo como un perfecto, agónico y doloroso resumen de, quizá, una vida entera entregada a hacer desaparecer la pantalla de los cines; a empapar la realidad con el veneno del deseo. Y no seguimos que la lírica excesiva acaba en cefalea.
Más duro con el cineasta japonés se ha mostrado el periodista de The Guardian, Xan Brooks: "La película presenta un look espectacular pero falla a la hora de abordar la parte política de su premisa, la figura del genial diseñador de aviones de combate Jiro Horikoshi. Es un homenaje tan bello como finalmente frustrante (...) Está tan claro que el cineasta admira el punto de partida del film que en ningún momento opta por cuestionar su visión o por analizar las acciones de este hombre. Naturalmente, la animación es una alegría para la vista. Algunos de los setpieces del film (especialmente el apocalíptico terremoto que conduce al incendio de Tokio) son el equivalente a imágenes vistas en "El viaje de Chihiro" o "Mi Vecino Totoro". Sin embargo, la película por sí misma acaba fallando, Es demasiado amable y le falta garra, permite que el enigmático Horikoshi que fuera del alcance de su análisis.
Scott Foundas se ha rendido a la película en su crónica para Variety. La fascinante belleza de la última épica histórica de Hayao Miyazaki dibuja un retrato sobrio de Japón entre las dos guerras mundiales. "The Wind Rises" será una película más difícil de vender internacionalmente que las anteriores aventuras de fantasía del director, pero logra elevar el género de la animación y conquistar a los aficionados a la aviación y los espectadores del cine de autor más exigentes (...) Realmente estamos ante la que es, sin duda, la película más realista que ha hecho el director, aunque no se olvida de uno de sus temas favoritos: el poder de la imaginación para convertir los sueños en realidad... y la rapidez con la que esos sueños se pueden convertir en pesadilla (...) Puede que la trama romántica del relato sea la única parte del film que tiene problemas de ritmo, pero ese es únicamente un pequeño inconveniente para una película que resulta totalmente placentera desde un punto de vista narrativo y sensorial. Miyazaki domina como nunca su puesta en escena, alternando alternando exuberantes paisajes rurales con colores vivos, épicos lienzos urbanos llenos de gente y vuelos de prueba majestuosos (y nefastos). La banda sonora de Joe Hisaishi recuerda a Nino Rota.
Oliver Lyttleton concluye en ThePlaylist que "Miyazaki nunca ha dirigido una película como "The Wind Rises", un drama biográfico que cuenta con momentos visuales de altura, pero que al mismo tiempo es una historia muy personal sobre de la construcción aeronáutica, la tormenta que se acerca, y el amor condenado. Es también una película que no odría funcionar en ningún otro medio que no fuesde la animación. Da la impresión de ser la cinta más personal del director. Se preocupa por retratar a los diseñadores como artistas en lugar de ser unos simples ingenieros. es fácil de encontrar paralelismos entre la historia laboral de Mitsubishi y el Studio Ghibli. En muchos aspectos, el apego obsesivo de Jiro a su trabajo nos hace pensar en la relación de Miyaki con su arte. Es un poco decepcionante que la estructura de biopic de la película sea tan restrictiva (...) pero si la historia en sí es convencional, la forma en que se le cuenta es todo lo contrario. Hay muchas cosas dentro de esta película".
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