Precisamente, el cinismo del Primer Mundo forma parte del mapa semántico del
autor. Siempre con un estilo visual muy rico y una narración muy efectiva a la
hora de extrapolar sensaciones. Cannes lo ha recibido con una ovación,
suponiendo la primera gran sorpresa del certamen. También ayudaba el pobre
comienzo del evento con la floja "Grace de Mónaco" (2014). Sissako ha convencido a la
crítica a base de un bello realismo que ha conmovido a la platea.
«Todo adquiere un
ritmo muy cadencioso, con la música justa, diálogos pausados en los que la
respiración de los actores es parte de las palabras. Una realización práctica,
que mira a los rostros, como si el director se encontrara más ante un
documental que ante un filme de ficción… Que el espectador sea consciente de lo
que allí ocurre y cómo es el día a día de estas familias. En eso Timbuktu sale
victoriosa y lo hace gracias a un estilo controlado, que no chilla al público
para que se conciencie…».
La prensa extranjera
no ha sido menos y, como Peter Bradshaw (The Guardian), la califica de
«brillante». The Playlist, a través de la pluma de Jessica Kiang, la ha
calificado de «poderosa, persuasiva y profunda». Peter Labuza, de The Film
Stage, se ha mostrado más conservador aunque destacando su «extraño sentido de
humor» y «la potencia de sus imágenes».
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