¡Se acabó!
Se ha acabado la angustia, la
incertidumbre, la inquietud de saber cuál sería el film elegido por los Académicos
como al Mejor Película del año; nada me da más gusto que su elección haya sido
la más sensata de todas; “Spotlight”
(2015).
Y con sensatez me refiero al
hecho de que, para quien esto escribe, no había mejor elección a premiar que
esta, aunque solo se tratase de 2 premios, los que aposte que ganaría
arriesgadamente y contra todo pronóstico acerté; y tampoco quiero demeritar a
las demás competidoras, todas y cada una entregaron los elementos cinematográficos
suficientes para alzarse con la nominación, estar ahí ya era el mayor premio y
ahora tras conocer a los vencedores no queda otra que congraciarse con los
compañeros nominados.
El mundo colapso en el momento
más esperado de la noche, la categoría de Mejor Actor; al fin uno de los
mejores actores de su generación, siempre favorito incondicional de sus fans y
de la crítica pese a no ganar ahora revertía el hechizo que cargaba a cuestas y
de la mano del siempre eficiente director de actores Alejandro G. Iñarritu se levantaría
de su asiento a recoger su estatuilla dorada.
También a los académicos les
gustan las estadísticas y por ello premia consecutivamente a dos cineastas
mexicanos, cada quien en su rubro , palabras más palabras menos, ambos se han
hecho ya de un lugar preponderante en la industria cinematográfica de
Hollywood, lo que a muchos otros les ha costado bastante sacrificio, estos
directores logran con su trabajo a que la industria voltee la vista hacia el
talento que se encuentra fuera de su frontera y que cuando este talento se
acerque a ellos, demostrar con humildad y trabajo que son dignos de merecer el
reconocimiento que otorga la misma. Independientemente de la excesiva valoración
personal propia que uno de ellos haga de sí mismo.
En Fin ¿Qué nos deja realmente
esta edición de la Temporada de Premios?
La posibilidad de encontrar un
abanico de criterios de elección en cada gremio o asociación que se encarga de
reconocer lo mejor de cada año. Esto, aunado a la gran calidad y oferta fílmica
que sea la justa para ser premiable enriquece aún más la experiencia del
espectador promedio y de los cinéfilos más exigentes quienes buscan una
verdadera experiencia cinematográfica al apagarse las luces de la sala y el cácaro
encienda el proyector.
Y esta misma diversidad de opciones
haga que una temporada de premios se convierta realmente en una competencia
cardiaca. Lo acabamos de ver, la discordancia entre los sindicatos, los premios
fuertes, la crítica de diciembre, etc., y no fue hasta hace apenas unas horas
que la incertidumbre se disolvió y un film independiente, bajo presupuesto para
su realización, con una historia propositiva, apelando al más estricto significado
de la palabra INVESTIGACIÓN, acabo destapando un tema tan controversial como
inherente y desde entonces, gracias a este reportaje las victimas ya no se
sienten con miedo a callar la verdad.
La Línea de premiar películas
trasgresoras que inicio nuevamente en la academia tras “Birdman or (“The Unexpected Virtue of Ignorance”) (2014) se
mantiene, lo cual le da puntos a favor a una institución que ha enfrentado (y
seguirá) críticas por sus procedimientos por siempre, pero que cada año logra
inherentemente, hasta al cinéfilo más incrédulo, al cinéfilo más difícil de
roer, crearse un nivel de expectativa, curiosidad de saber si dentro de la selección
de contendientes y más aún para el triunfo se encuentran aquellas películas de
las cuales disfrutó en el transcurso del año. ¡Quién diga que no ve la
Ceremonia del Oscar por lo menos una hora o solo para saber quién ganará Mejor Película
y se considere cinéfilo, miente!
Termina una Temporada de
Premios y ya están sonando los nombres para la Siguiente. ¡Que Comiencen las
apuestas y que en 2016 tengamos una competencia tan abierta e impredecible como
la que acabamos de vivir!
Comentarios
Publicar un comentario