La mitad de la audiencia y
crítica abuchea y la otra aplaude. “Personal
Shopper” (2016), de Olivier Assayas, se llevó los primeros abucheos de la
semana, gracias a su historia de fantasmas y el mundo de la alta costura.
Algunos dicen que se trata de un juego genérico, otros de una tontería. La
mayoría coincide en que Kristen Stewart está fenomenal.
Ángel Quintana, Caimán:
Cuadernos de cine: “Olivier Assayas considera que uno de los momentos
fundacionales del cine contemporáneo está en el cine de terror de los años
ochenta, en las obras de John Carpenter, Brian de Palma o el primer David
Cronenberg. Personal Shopper parte del deseo de acercarse hacia este cine pero
con la conciencia de que no es posible llevar a cabo ningún ejercicio de
duplicación posmoderna, ni ninguna operación de simulacro; es preciso
preguntarse de dónde surgen estas imágenes y qué es lo que modula cierto cine
fantástico que se proyecta en la actualidad.”
Eric Khon, Indiewire: “El
compromiso de Stewart para el papel es impresionante, y ella exuda una curiosa
sensualidad inédita en su carrera. Sola una noche en la casa de su empleador,
su personaje se involucra en un acto fetichista que sugiere que ha sido poseído
por un espíritu desviado, sino algo más abiertamente nefasto. Aun cuando los
efectos especiales se cuelan en el drama, como colgando por allí, como signos
de interrogación. Personal Shopper no es tanto una historia de fantasmas,
puesto que examina los fundamentos psicológicos que hacen que las historias de
fantasmas que nos arrastran hacia fuera.”
Peter Debruge, Variety: “El
giro de Assayas a las normas básicas del género sin duda va a confundir a los
espectadores más jóvenes en busca de emociones relativamente convencionales,
especialmente aquellos que sintonizan porque escucharon la estrella de
Crepúsculo se quita el top (aunque ese punto de venta particular no funcionó exactamente
para En el camino tampoco).”
Peter Bradshaw, The Guardian:
“La actuación de Kristen Stewart es tremenda: ella está en calma y en blanco de
una manera segura de sí misma como una persona muy competente, inteligente y
joven, sin embargo, sus muestras de emoción son muy reales y entrañables. Ella
está completamente dedicada a su teléfono inteligente, que ha de ser el
conducto de sus miedos y hay una pizca de brillo puro estilo Hitchcock, en una
escena en la que comienzan a llegar mensajes y los textos se amontonan,
haciendo que el peligro se acerque cada vez más.”
Ben Croll, The Wrap: “La
mayoría de la película es terrorífica, con algunas escenas que son
verdaderamente aterradoras, pero no hay que confundirla con el thriller de
terror promedio. El erudito e inteligente Assayas inserta en la película
bastantes digresiones, alternando contemplaciones de Victor Hugo, fotografía
abstracta antigua y televisión de los años 60.”
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