Director: Martin Scorsese (“Shutter Island”, “Gangs of New York”,
“Kundun”)
Actores: Issey Ogata, Shinya Tsukamoto, Yoshi Oida, Yosuke Kubozuka,
Adam Driver, Liam Neeson, Ciaran Hinds, Andrew Garfield
Guion: Jay Cocks, Martin Scorsese
Musicalización: Kim Allen Kluge, Kathryn Kluge
Fotografía: Rodrigo Prieto
Productores: Martin Scorsese, Emma Tillinger Koskoff, Randall
Emmett, Barbara De Fina, Gaston Pavlovich, Irwin Winkler, Vittorio Cecchi Gori,
David Lee
Duración: 162 Minutos
Paramount Pictures
El Gran Martin Scorsese tenía el
tiempo suficiente con este proyecto en espera, alrededor de 26 años, y no podía
concretarlo por diversas cuestiones; hasta ahora. El Problema que me genera es
que el trabajo del director me gusta más en cuanto a producciones más limitadas
de presupuesto y solo valiéndose del trabajo de su editora de cabecera y obvio
de sus actores y guion. Y no es que “Silence”
(2016) no sea un trabajo a la altura del mejor cine de Scorsese, solo que
no me despertó la misma pasión que “Hugo”
(2011) o incluso “The Wolf of Wall
Street” (2013).
Así como a Woody Allen le fascina
hacer referencias en sus filmes hacia los actores/actrices y la neurosis que
siempre les acompaña, pues para Scorsese resulta igual de fascinante mostrar
personajes atormentados y sobre todo llevándolos al límite de sus propias
creencias y convicciones, en especial en los terrenos de la religión – “Gangs of New York” 2002, “The Departed”
2006, “The Wolf of Wall St.” 2013 (Dios representado en forma de dinero) y
la referencia obvia “The Last Temptation
of Christ” (1988). Polémica o no incluida, este nuevo trabajo trata el
mismo tema, de manera más abierta y receptiva para todo el público; quizás
muchos encuentren cuestionamientos razonables y por qué los personajes
centrales son expuestos a tal o cuál condición. ¿Castigo?, ¿Culpa?, ¿Redención?
La historia toma como punto de
partida el edicto de expulsión en Japón en 1614 para erradicar el cristianismo
de sus islas, quienes se atrevían a hacerlo recibían torturas indescriptibles.
Uno de estos misioneros, el padre Cristóvão Ferreira (El Nominado al Oscar Liam
Neeson) esta extraviado, solo se tiene conocimiento de una carta que ha tardado
en llegar a su destinatario Sebastiao Rodrigues (Andrew Garfield) pupilo de
Ferreira quien solicita el permiso expreso de su Superior (Ciaran Hinds) para
ir en su búsqueda en compañía de Francisco Garpe (Adam Driver) y constatar así
que aún sigue con vida en inclusive corroborar además si contrajo himeneo con
una japonesa. Para Rodrigues, la misión representa una oportunidad para hacer
el bien, que no solo trae la salvación a los salvajes, sino también un paso de
la gloria y acercamiento a dios ya que todos los días espera que sus oraciones
sean escuchadas a pesar de saber que el viaje y su destino azaroso. Y dicho y
hecho, tanto Rodrigues y Garpe son enfrentados al más cruel y perverso de los
ambientes, es casi como haber entrado al mismo infierno. No pasa mucho para que
Scorsese muestre en sugestivos planos las torturas a las que son sometidos;
pero esto no detiene a Rodrigues quien solo se acerca cada vez más al paradero
de Cristóvão. Una figura crucial en dicha misión será un personaje conocido
como Él Inquisidor´ (Issey Ogata) quien juega las veces de un ser ambicioso y
aunque su apodo represente lo contrario, el personaje toma una variante
tragicómica que como espectador resulta impredecible y cuestiona al
protagonista sobre su fe (en referencia a la tortura por la que le hace pasar
junto a unos prisioneros – Japón es un pantano donde su religión no echa
raíces, le aseguran -). Sebastiao, tras atravesar por tantas pruebas por fin
logra su cometido; encontrarse con su muy cambiado mentor.
Silencio y aceptación es lo que
al final produce este nuevo trabajo del director, con un tema que refleja sus
propias convicciones y creencias ahora de manera más elocuente. Es imposible no
sentir compasión y devoción por sus personajes, todo en el film resulta emotivo
y provocador en especial en la sobriedad de su puesta en escena con los planos
de Rodrigo Prieto, solo posicionando la cámara en el ángulo exacto pero
mostrando el entorno físico que les rodea, un entorno que se siente imponente y
consume a sus personajes, iluminando las misas de Sebastiao mostrando su fe
inquebrantable, el contrate de la oscuridad y la escasa naturaleza; mucha
sombra y niebla.
Extraordinario rendimiento
actoral de Andrew Garfield y Adam Driver quienes no solo logran una
transformación física, sino que se toman la libertad de manejar el acento
portugués en sus parlamentos en ingles mientras que los japoneses se comunican
sin ningún problema. ¿Acaso Scorsese ha dirigido mal a algún actor/actriz?
“Silence” (2016) sembrará cuestionamientos en sus espectadores, no
dejará indiferente a nadie. Quizás su estancia comercial no será tan redituable
(seamos sinceros, esto fracasará en taquilla), pero para los cinéfilos será el
momento de disfrutar el lienzo en el que el director vuelca su pericia y
referencias a autores de su preferencia algo que después de tantos años no
habría de extrañar y que poco importa si los premios llegan o no, el verdadero
premio es este trabajo.
CALIFICACION PARA “SILENCE” (2016): EXCELENTE
Nominaciones para la Estatuilla
Dorada: sonido, edición de sonido, vestuario, fotografía, edición, guion
adaptado, director (Martin Scorsese), actor de reparto (Issey Ogata), película (son
las ideales pero dadas las circunstancias…)
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